viernes, 8 de mayo de 2009

"EL SILENCIO DE DIOS"



“¡Tú lo has visto, Señor! ¡No calles!” (Salmo 35,22).


Andaba yo embriagado en mis diversiones cuando ayer, sentado en un rincón, me detuve a contemplar el mudo que me rodea y ví el mal.
Ví la mentira y el error.
Ví el sollozo inconfesado del adolescente en su incertidumbre.
Ví la opresión del inocente, el silencio del mendigo de esperanzas, el desprecio del poeta iluminado y la burla del paria en su desolación.
Ví el caos y la destrucción.
Ví la inutilidad del esperma derramado. Ví la humillación del anciano incomprendido. Ví la mujer ofendida y maltratada. Ví el joven depravado sujeto al absurdo final de su existencia. Ví al infame violador de virginales infancias. Ví la aberración sexual, el aborto, la eutanasia y el ultraje a la razón.
Ví la confusión social, la guerra y el terror, el robo y la falsedad, la peste y el sida, el hambre y las destrucción, las cárceles y los orfanatos, los hospitales y los cementerios, las corruptas religiones, la soberbia de los poderosos, la hipocresía de los políticos y el omnímodo poder de las riquezas.
Ví el insulto a la Naturaleza, obra visible, manifiesta y perfecta de las manos del Creador.
¡Y ví el oculto desafío del destino, el inexorable discurrir del tiempo y el clamoroso silencio de mi Dios!

Pedro Martínez Borrego

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