“La esperanza que se demora es tormento del corazón;
Pero árbol de vida es el deseo cumplido.” (Proverbio 13:12)
Cuando leo la primera parte de este proverbio me veo reflejada, y supongo que la mayoría también, sin embargo podemos ver en la segunda que cuando nuestra oración ha sido contestada el gozo es muy grande.
Quizás el quid está en saber tener paciencia y esperar con fe a que Dios conteste y ahí está nuestro problema, que estamos acostumbrados a que todo tiene que ser aquí y ahora.
Hay un versículo que a mí me hizo mucho bien reflexionarlo y creo que es importante que lo tengamos en cuenta antes de empezar a orar. Está en Hebreos 6:15 y se refiere a la promesa que el Señor le hizo a Abraham y que tardó tanto en llegar, y dice así:
“Y habiendo esperado con paciencia alcanzó la promesa”
Pues bien ahora con la ayuda del Espíritu Santo, vamos a esperar que las oraciones que levantemos vayan a ser oídas y contestadas, pero a su tiempo y a su manera. Naturalmente oraciones que sabemos de antemano que son de su voluntad. Y sin olvidarnos de las acciones de gracia.
Y como el salmista del salmo 42: 5 y 11 deberíamos decir:
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios por que aún he de alabarle. Salvación mía y Dios mío”
Que Él nos bendiga.
Pero árbol de vida es el deseo cumplido.” (Proverbio 13:12)
Cuando leo la primera parte de este proverbio me veo reflejada, y supongo que la mayoría también, sin embargo podemos ver en la segunda que cuando nuestra oración ha sido contestada el gozo es muy grande.
Quizás el quid está en saber tener paciencia y esperar con fe a que Dios conteste y ahí está nuestro problema, que estamos acostumbrados a que todo tiene que ser aquí y ahora.
Hay un versículo que a mí me hizo mucho bien reflexionarlo y creo que es importante que lo tengamos en cuenta antes de empezar a orar. Está en Hebreos 6:15 y se refiere a la promesa que el Señor le hizo a Abraham y que tardó tanto en llegar, y dice así:
“Y habiendo esperado con paciencia alcanzó la promesa”
Pues bien ahora con la ayuda del Espíritu Santo, vamos a esperar que las oraciones que levantemos vayan a ser oídas y contestadas, pero a su tiempo y a su manera. Naturalmente oraciones que sabemos de antemano que son de su voluntad. Y sin olvidarnos de las acciones de gracia.
Y como el salmista del salmo 42: 5 y 11 deberíamos decir:
“¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios por que aún he de alabarle. Salvación mía y Dios mío”
Que Él nos bendiga.
Encarni (Karima)
No hay comentarios:
Publicar un comentario