lunes, 18 de octubre de 2010

Y DIOS HIZO A NUESTROS HIJOS


Y Dios hizo a nuestros hijos,
los colocó en un capullo
dulce y tibio,
Los protegió
de las inclemencias,
de las agresiones,
de los males del mundo.
Nos cedió su vida,
sólo por unos instantes.
Para cuidarla y protegerla,
para enseñarles a volar.
A veces…tantas veces,
su vuelo es alto y lejano,
y quisiéramos volverlos
a su capullo,
pero es imposible.
Y nos quedamos mirando
el firmamento, absortos,
embelezados,
o taciturnos y extrañados
por lo que logramos
o no hicimos
en nuestra enorme ignorancia.
Sus alas
son grandes y fuertes,
parece que abarcaran todo.
Los amamos tanto…
vaya si los amamos,
sus vuelos se hacen inalcanzables.
Sólo debemos esperar,
que sus alas emprendan
el regreso.
Y nosotros aquí,
en la simpleza de la tierra


Ana Rey