lunes, 2 de marzo de 2009

Argentina Amada

Por si no lo sabéis me gusta mucho viajar y disfrutar en los lugares que visito de todo lo que cada sitio me ofrece, ya he contado anteriormente algo de mi primer viaje a Estados Unidos, la verdad que muy poco porque en estos espacios no se puede hacer muy largo el relato.

Unos de los países más hermosos para mí es Argentina, desde muy pequeña tenía un deseo enorme de conocerlo y que nadie me pregunte por qué porque no lo se, quizás sería porque a mi padre le gustaba mucho los tangos de Carlos Gardel y yo me los sabía casi todos, me encantaba ver a mis padres bailarlos cuando en alguna fiesta familiar sonaba uno.

Fue pasando el tiempo, y mi ilusión por viajar a esa tierra agrandándose, hasta que por fin en el año 1994 mi sueño se hizo realidad, tuve la oportunidad de ir a un Congreso de Enfermería Cristiana a Buenos Aires y así lo hice, viajamos Mariví Chamizo y yo una amiga-hermana. Además de todo lo que implicaba el congreso, pude conocer algo del país, la capital, parte de Gran B.A. (Quilmes, Bernal, etc.) pero sobre todo viajé a las Cataratas de Iguazú, ¡qué maravilla! Nunca olvidaré aquél lugar, quise hacerlo por tierra aunque el viaje era más largo e incomodo, pero sabía que así podría contemplar el campo sembrado de mate, el paisaje, los pueblos…
Pude ver las Ruinas de San Ignacio, las minas de Wanda y tanto como había al paso.

Repetí el viaje a Argentina en el año 1999 cuando fui invitada a la boda de mis amigos Mirta y Gustavo Gargante, en pleno invierno argentino después de la celebración volamos a Usuhaia , en esta ocasión me acompañaba Maru, una amiga con la que disfrutamos de mil cosas bellas y nuevas. Aquél lugar es precioso, lo más austral de la tierra y hay mucho para ver y visitar, como sólo estuvimos 5 días, vimos lo que se pudo de la preciosa Tierra del Fuego; Nos llevaron a La Pataia, navegamos por el Canal de Beagle, pasamos por la isla de lo lobos, por el Faro Les Eclaireurs, vimos el Lago Escondido, un lugar especial y bello, etc. Podéis creerme que fue un viaje que será muy difícil que olvide. A la vuelta a Buenos Aires seguimos conociendo esa magnifica ciudad, sus calles, plazas, el Teatro Colón, el café La Biela, unos de los cafés con más solera de la ciudad en pleno barrio de Recoleta, Las Galerías Pacífico entre las calles Florida y la calle Córdoba (El edificio en el que están estas galerías se construyó en 1891), el Jardín Japonés, El Tigre, Delta del río Paraná y mucho más…

El tercer viaje lo realicé hace poco, relativamente, fue en el 2007, el vuelo desde Málaga-Madrid-Ezeiza lo hice con mi amiga y colaboradora de este Blog, Verónica Rossato, pero al llegar a Buenos Aires cada una tomamos un rumbo distinto, ella a Córdoba y yo a Rosario, nos encontramos al cabo de un mes en el aeropuerto para volver juntas a España. En esta ocasión visité también varias ciudades donde me esperaban amigos entrañables que hicieron que disfrutara de mi estancia con ellos, en Rosario estuve hospedada en casa de mi amiga Lily, ella y su preciosa familia me cuidaron muy bien y hasta me festejaron el 1 de abril mi cumpleaños, después marché unos días a Morón con Griselda y ella y yo viajamos más tarde a Mar del Plata y a Bariloche.

En Mar del Plata pudimos convivir con dos familias maravillosas y a la vez consuegros, los padres de mi hermana Mabel Hidalgo y la mamá de su esposo Arturo Morón, ellos nos enseñaros la ciudad y alrededores como La Sierra de los Padres, a la par que nos deleitaron con comidas típicas argentinas: ricos asados, milanesas y empanadas.

Desde allí y en un autobús especial para larga distancia no marchamos hacia Bariloche, donde nos esperaban el matrimonio Gargante. ¿Qué decir de este lugar tan privilegiado que no se haya dicho? Me recordaba a Suiza el paisaje, sus casas y las tiendas de chocolate.
Visitamos Villa la Angostura una población cercana que estaba al otro lado del Lago Nahuel Huapi el más famoso de por allí, y donde comimos truchas recién pescadas.
Vivimos en una cabaña típica, toda de madera y con toda clase de acomodos que alquilamos por un precio irrisorio y donde solo se oía el sonido del viento moviendo las hojas de los árboles.

Fue un placer el tiempo que pasamos en Bariloche, como también todo lo visitado anteriormente, las atenciones prestadas en uno u otro lugar y muchas más cosas que me dejo en el tintero porque sino este relato sería interminable. Pero no quiero dejar de dar las gracias desde aquí a todos los argentinos que hicieron posible que mi sueño se realizara con compañía grata, hospitalidad amable y sin gastar mucho a pesar de tantos kilómetros recorrido en estos tres viajes. Espero que el cuarto sea pronto.


Encarni (Karima)

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